César Urbano Taylor: ¡ATENCIÓN! Aportes romanos a la arquitectura
El gran imperio Romano fue una de las civilizaciones más avanzadas y uno de los imperios que abarcó más territorio en la historia de la humanidad convirtiéndose así en uno de los mayores referentes de la cultura occidental tal y como la conocemos.
Los romanos tuvieron una característica muy resaltante durante sus conquistas y es que, a pesar de someter a los pueblos ellos otorgaban bastantes libertades a los conquistados, libertad de culto por ejemplo, y no destruían su cultura sino que al contrario, se enriquecían de esas culturas nutriendo más al imperio, eran un pueblo bárbaro muy enfocado en la guerra pero sabían que necesitaban de eruditos para mantener el imperio en pie.
Los griegos, conocidos por ser un pueblo donde vivían los mayores eruditos de la época fue parte del imperio romano y todos sus descubrimientos y aportes enriquecieron a Roma, entre ello se encuentra la arquitectura.
Al ser un imperio tan grande empezaron a preocuparse por infraestructuras y monumentos al emperador, la arquitectura romana nació de la necesidad de crear sedes de gobierno y edificaciones que presumieran su gran poderío, la primera preocupación fueron los materiales usados en las construcciones, comenzaron a utilizar piedra cortada, hormigón, ladrillo, madera y si era un material débil se reforzaban con placas de mármol.
Como mencionamos antes, los Romanos querían demostrar su grandeza y por ello su arquitectura es bastante monumental, no solamente en el espacio físico, sino también en el significado de las construcciones que normalmente querían hacer referencia a la supuesta inmortalidad del imperio. Para estas grandes construcciones utilizaban una arquitectura muy dinámica que se basaba en el uso de arcos, la bóveda y la cúpula que se convirtieron en grandes aportes arquitectónicos útiles para las civilizaciones venideras.
En sus obras también destacaban la armonía, la proporción y la simetría, también fueron los que empezaron a implementar los retratos en las esculturas y, gracias a la centralidad del imperio, todas las obras arquitectónicas romanas a lo largo de los territorios eran bastante similares pues todas las construcciones debían ser aprobadas por el emperador y su gobierno.
